¿Cómo fracasar en el diálogo con tu pareja?

diciembre 15, 2013

Las diferencias y desacuerdos con otras personas están presentes constantemente en nuestro día a día y la pareja no es una excepción. De hecho, en no pocas ocasiones puede ser uno de los escenarios en dónde aparezcan mayor número de conflictos relacionales. Aprender el modo de dialogar estratégicamente con nuestra pareja, con una actitud negociadora y productiva, es algo indispensable para encontrar soluciones, pero no menos importante es conocer los componentes que nos llevan a fracasar en este objetivo.

Giorgo Nardone en su libro “Corrígeme si me equivoco”, nos habla del diálogo en la pareja y de cómo conseguir “un exitoso fracaso” si le añadimos los siguientes ingredientes:

  1. Puntualizar: la tendencia a puntualizar las situaciones y las condiciones, las sensaciones y las emociones, para tener bajo control y programar la relación del mejor modo posible, puede generar por “sobredosis” el efecto contrario al que se busca, ocasionando un cierto fastidio en la pareja, por la desnaturalización de la relación. Esta estrategia es definida por el autor como una “perversión de la racionalidad”, que produce efectos irracionales, de fuga o conflicto, a partir de un comportamiento súper-racional. 
  2. Recriminar: mediante este acto comunicativo se somete a la pareja a un proceso en el que se “puntualizan sus culpas”, lo cual tiende a producir en la parte acusada reacciones emotivas de rebeldía. Cuando nos vemos acusadxs o condenadxs el plano de la discusión se desplaza del nivel lógico (de contenido, “el qué se dice”) a un nivel de relación (define la relación entre dos comunicadorxs,”el cómo se dice”) en el que las emociones que entran en juego son la rabia y el rechazo, esto inhabilita el posible sentimiento de “culpa” y provoca que nazcan deseos de escapar o de atacar. Por muy razonables que sean los contenidos de nuestras recriminaciones, al emplear esta estrategia de comunicación obtendremos resultados contraproducentes, puesto que las personas tendemos a dar más valor y reaccionar ante el nivel de relación de toda comunicación. Nardone la considera un ingrediente fundamental para una relación catastrófica.
  3. “Echar en cara”: es un acto comunicativo que induce a exacerbar en vez de reducir aquello que se quisiera corregir. Es una estrategia basada en el victimismo, en la que se emplea el propio sufrimiento para inducir a la pareja a que corrija aquellos comportamientos que lo han generado. Se establece así una forma de complementariedad patógena de comunicación entorno a los papeles de víctima/verdugx, obviando modos más constructivos de comunicar situaciones que nos producen dolor.
  4. Sermonear: la estructura de un sermón consiste en proponer aquello que es justo o injusto a nivel moral y, sobre esta base, examinar y criticar el comportamiento ajeno. El que sermonea se posiciona en un nivel superior en la relación de marcada complementariedad forzando a que el receptor del sermón se sitúe a inferior nivel, aceptando su control y superioridad. Representa la quintaesencia de un diálogo desastroso y produce en el receptor también un efecto transgresor. Con el sermón no se busca el entendimiento, si no que se persigue la obediencia o la reafirmación de los planteamientos de quién pone en práctica esta estrategia.
  5. ¡Te lo dije!: la fuerza de esta expresión reside en que consigue evocar de inmediato en la otra persona las sensaciones de provocación, irritación y descalificación. La idea de fondo es que la pareja nos comunica el hecho de que nosotros hemos cometido algún error porque no le hemos escuchado o no hemos dado importancia a sus palabras u opinión. Normalmente cuando una persona comente un error, puede sentirse molesto consigo mismo por este hecho, por lo que recibir un comentario de este tipo, no sólo acentúa el enfado de la persona si no que quién la pronuncie puede convertirse en su pararrayos.
  6. “Lo hago sólo por ti…”: de esta manera se declara un sacrificio unidireccional por parte de unx de los miembros de la relación, esto no sólo hace sentir al otrx en deuda, sino que lx obliga también a recibir algo que le hace sentir inferior, ya que necesita un “generoso” acto altruista. Es un acto manipulativo en el que “se hace un favor por alguien sin que te lo pida, esperando recibir algo a cambio, pero sin declararlo, para pronunciar, cuando no se obtiene nada de esa persona, un “Lo hago todo por ti…”.
  7. “Deja, ya lo hago yo…”: es una actitud que se disfraza de gentileza pero que en realidad esconde una forma de descalificación de las capacidades de otra persona, ya que pretende salvarle de su torpeza. Mediante un “Querida/o, ya aparco yo el choche” se envía el mensaje implícito de “Déjame hacer a mí porque tú no eres capaz”.
  8. Reprobar: en este acto se da una secuencia entre dos partes, primero una positiva, en la que se felicita a la otra persona y seguidamente una segunda parte negativa en la que, sin embargo, se afirma que podría haberlo hecho mejor, más o que aquello no era suficiente, “Me ha gustado mucho tu regalo, pero…”. En el trasfondo de la reprobación está la crítica y la exigencia de perfección hacia la otra persona, pero presentada de un modo ambiguo.

“El egoísmo no consiste en vivir como nos parece, sino en exigir que l@s demás vivan como nos parece a nosotr@s” Oscar Wilde

 

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