Los micromachismos: conductas de control cotidianas que mantienen la desigualdad
Este concepto fue propuesto por el psicólogo Luis Bonino (1995, 1996), para referirse a aquellas conductas sutiles y cotidianas que constituyen estrategias de control y microviolencias que atentan contra la autonomía personal de las mujeres y que suelen ser invisibles o, incluso, estar perfectamente legitimadas por el entorno social. Dichas maniobras interpersonales tendrían como objetivo:
- Mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la mujer objeto de la maniobra.
- Reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que se “rebela”.
- Resistirse al aumento de poder personal e interpersonal de una mujer con la que se vincula, o aprovecharse de dichos poderes.
Este autor, estableció una tipología de micromachismos clasificados en tres categorías (posteriormente reorganizadas, Bonino 2005a, p-98-100):
A) Los micromachismos coercitivos (o directos) incluyen aquellos en los que el hombre usa la fuerza moral, psíquica, económica o de su personalidad, para intentar doblegar a las mujeres y convencerlas de que la razón no está de su parte. Cumplen su objetivo porque provocan un sentimiento de derrota posterior al comprobar la pérdida, ineficacia o falta de fuerza y capacidad para defender las propias decisiones o razones. Todo ello suele provocar en las mujeres inhibición, desconfianza en ellas mismas y en sus propios criterios y disminución de la autoestima:
- Intimidación: comportamiento atemorizante (mirada, tono de voz, …) que se ejerce cuando ya se tiene fama de persona abusiva o agresiva. Se dan indicios de que si no se obedece algo pasará.
- Toma repentina del mando: anular o no tener en cuenta las decisiones de la otra persona, incluyendo tomar decisiones sin consultar, ocupar espacios comunes, opinar sin que se lo pidan o monopolizar.
- Apelación al argumento lógico: recurrir a la lógica y a la “razón” para imponer ideas, conductas o elecciones desfavorables para la otra persona.
- Insistencia abusiva: “ganar por cansancio”, obtener lo que se quiere por agotamiento de la otra persona que al final acepta a cambio de paz.
- Control del dinero: maniobras para monopolizar el uso o las decisiones sobre el dinero, limitando el acceso de la otra persona o dando por descontado que se tiene más derecho a ello.
- Uso expansivo del espacio físico: ocupar los espacios comunes (la sala, el uso de la tele) impidiendo que la otra persona los emplee.
B) Los micromachimos encubiertos (de control oculto o indirectos) incluyen aquellos en los que el hombre oculta su objetivo de dominio. Algunas de estas maniobras son tan sutiles que pasan especialmente desapercibidas, y por ello pueden llegar a ser más efectivas que las anteriores. Este tipo de actuaciones impiden el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola en la dirección elegida por el hombre y aprovechan su dependencia afectiva y su pensamiento “confiado”, provocando en ella sentimientos de confusión, culpa, dudas…que favorecen el descenso de la autoestima y la autoconfianza.
- Maternalización de la mujer: inducir a la mujer a dar prioridad al cuidado de otras personas , promoviendo que ella no tenga en cuenta su propio desarrollo personal o laboral.
- Maniobras de explotación emocional: generar en la otra persona dudas sobre si misma, sentimientos negativos y dependencia usando dobles mensajes, insinuaciones, acusaciones veladas, chantaje emocional, etc…
- Terrorismo: comentarios de descalificación (de sospecha, agresivos, …) repentinos, sorpresivos que dejan indefensa a la otra persona por su carácter abrupto.
- Paternalismo: hacer sentir a la mujer como si fuera una niña que necesita cuidados.
- Creación de falta de intimidad: incluyendo no reconocer las necesidades de afecto de la otra persona, la resistencia a hablar de uno/a mismo, invadir los espacios de intimidad de la otra persona, etc.
- Engaños: desfigurar la realidad al ocultar lo que no interesa que la otra persona sepa.
- Autoindulgencia sobre la propia conducta perjudicial: eludir la responsabilidad sobre las propias acciones, negarlas o no darles importancia (“Hacerse el/la tonto/a”, “No me di cuenta”, “Quiero cambiar, pero me cuesta”), justificarse apelando a las obligaciones laborales (“No tengo tiempo para ocuparme de los niños”).
C) Los micromachismos de crisis suelen utilizarse para restablecer el reparto previo y mantener la desigualdad de poder en momentos tales como el aumento del poder personal de la mujer por los cambios en su vida o por la pérdida de poder del hombre por razones físicas o laborales.
- Seudoapoyo a las tareas de la casa: se trata de anunciar el apoyo pero sin hacerlo efectivo. Se evita así mostrar una oposición frontal pero no se colabora en el reparto de la carga doméstica.
- Desconexión y distanciamiento: se utilizan formas de resistencia pasiva, incluyendo falta de apoyo o colaboración, no tomar la iniciativa y luego criticar, amenazar con abandonar o abandonar realmente la relación.
- Hacer méritos: maniobras consistentes en hacer regalos, prometer comportarse bien o hacer cambios superficiales, sobre todo frente a amenazas de separación, sin cuestionarse la situación de base o sus causas.
- Dar lástima: comportamientos autolesivos como accidentes, aumento de adicciones, enfermedades, amenazas de suicidio, que inducen a la otra persona a pensar que sin ella él podría terminar muy mal.
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